Guerra prepara su paleta de colores frente a uno de los muros de la ermita de la Virgen de los Remedios.
Hace siete años que Guerra culminó sus pinturas murales en la ermita de la patrona de Vélez Málaga, a la que prometió integrar en su templo, ubicado en el cerro de San Cristóbal, en la zona de actuación del proyecto cofinanciado con fondos FEDER Iniciativa Urbana "De toda la Villa", todo el paisaje de la comarca de la Axarquía que lo circunda.
Pese a que en aquel momento el pintor aseguró que no se volvería a subir al andamio para tocar estas paredes, no ha tenido más remedio que retomar los pinceles y trabajar nuevamente en sus pinturas, principalmente en una zona de las cubiertas que se vio muy afectada por la lluvia que penetró mientras se renovaba el tejado de la ermita por parte del Obispado.
Guerra ha explicado que desde que empezó su obra en 1996, insistió a las autoridades eclesiásticas en que había que arreglar tanto los tejados como las paredes del templo para evitar humedades y filtraciones que a la larga pudieran deteriorar su trabajo.
Sin embargo, "la mala suerte" quiso que fuese precisamente durante las obras de renovación de las cubiertas, acometidas hace dos años, cuando más daño han sufrido las pinturas murales, al entrar el agua por una parte del techo que se dejó desprotegida durante un fin de semana.
"Me puse muy nervioso, porque ya no soy ningún niño, acabo de cumplir 72 años, y para mí ya no es lo mismo subirme a un andamio de más de diez metros de altura, pero yo tengo mi propio grafismo, mi sello, y no quería que las pinturas las tocase otra persona", ha indicado.
Estos días, el artista tiene sentimientos encontrados, porque a la "rabia" que le da tener que repetir esfuerzo, suma los gratos recuerdos que le evoca este trabajo, con el que quiso devolverle a la Virgen y al cerro, al que subía de niño para inspirarse, todo lo que le habían dado.
Para que todo sea como en el pasado, Guerra tiene la ayuda de Rafael, el mismo operario del Ayuntamiento de Vélez Málaga que estuvo con él en sus últimos años de labor en la ermita, y que ahora se encarga de levantar la pintura dañada y de preparar nuevamente la superficie para que el pintor la cubra.
El artista ha aprovechado para retocar todas las paredes, tanto para corregir humedades como golpes, y ha afirmado que "a veces, retocar una obra, aunque suponga sobre el papel menos tarea, resulta peor que cuando la creación es libre", ya que está teniendo que conseguir en su paleta las mismas tonalidades de color que usó en su día.
En doce años de trabajo, Guerra pintó 1.150 metros cuadrados de paredes, lo que convierte esta ermita en el templo de España con más superficie pintada por un solo artista y la sitúa por encima incluso de la Capilla Sixtina del Vaticano, en la que Miguel Ángel cubrió en torno a 850 metros cuadrados.
Tras esta nueva intervención del pintor, que se prolongará algunos días más, los muros del templo volverán a ser como paredes de cristal desde las que se pueden observar la sierra de Tejeda, los montes de Málaga, Benamocarra, Comares, la playa de Torrox o las lomas de Cómpeta.
Además del paisaje de la Axarquía, el artista pintó los principales monumentos de Vélez Málaga y a sus vecinos, a los que plasmó mediante personajes que reflejan oficios tradiciones, algunos de los cuales ya se han perdido, mientras que la parte superior la dedicó a la representación de escenas marianas.
Comenzó a cubrir los muros de la ermita en el verano de 1996, pero sólo se podía dedicar a esta labor los meses estivales, hasta que en 2003, firmó un convenio con Fundación Málaga, Turismo Andaluz y la entidad bancaria Cajamar y pudo emplear todo su tiempo en este cometido.