La ciudad musulmana
Durante los siglos XIII al XV Vélez-Málaga se convertirá en una de las ciudades más importantes del reino nazarí, adquiriendo el mayor esplendor como centro urbano y político durante toda la Edad Media. El aspecto que presentaba sería de una ciudad no muy grande, bien fortificada y defendida por un importante recinto amurallado.
Durante este período se registró un notable crecimiento poblacional que provocó que ésta desbordara su recinto amurallado y la consecuente configuración de distintos arrabales que coinciden en la actualidad con los barrios de San Sebastián y la Gloria, y las plazas de la Constitución y San Francisco.
La fortaleza, que ocupaba toda la zona superior del cerro, quedaba delimitada por un importante cinturón amurallado reforzado por distintos cubos. Al oeste, y a cierta distancia de aquella, se desarrollaba la medina, hoy conocida como el barrio de la Villa, que tenía que salvar la condicionante dificultad que suponía la accidentada orografía donde se asentaba, por lo que su implantación es escalonada y con una planimetría irregular de laberínticas calles quebradas, estrechas y retorcidas muy adaptadas a la pendiente del terreno.
Los espacios más destacados de este angosto viario, que ha pervivido en gran medida, serán la actual calle Real de la Villa, la calle más espaciosa, y las plazas de Rojas y Espinar, pequeñas plazoletas, que son los elementos urbanísticos que vertebraron aquel conjunto urbano. Son plazas típicamente medievales, que aún se conservan, irregulares, sin perspectivas y con diversidad de funciones.
Todo este núcleo de la medina estaba rodeado por un recinto de murallas torreadas y algunas puertas. Este perímetro defensivo adaptado al terreno marcaba los límites precisos de la medina, con muros de gran altura y un destacado número de torreones, y subsiste en algunos sectores de la ciudad, si bien con innumerables reformas para su conservación.
Las puertas, símbolo de la custodia y guarda de la ciudad, eran como grandes vestíbulos de la ciudad de carácter monumental como lo demuestra la única que se nos conserva, la Puerta Real de La Villa. Su función no era sólo de carácter militar y defensivo, sino que también tenían una funcionalidad civil y administrativa. Contaba la ciudad nazarí con cuatro puertas, conectadas con las distintas vías de comunicación: la del arrabal o San Sebastián, la que comunicaba con el actual barrio del mismo nombre, la Real, junto a la plaza de la Constitución, la de Antequera y la de Granada.
En el siglo XIV la población ya había desbordado los límites amurallados de la ciudad y se habían establecido en dos arrabales, desde la actual plaza de la Constitución hasta San Francisco y el barrio de San Sebastián y la Gloria, ambos en la zona oriental de la ciudad.
Fuente: Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Centro Histórico de Vélez-Málaga (PEPRI).